PRIMERA PARTE
En los últimos meses, muchas personas me han escrito pidiendo consejo sobre el manejo de sus hijos desobedientes. Entonces he estado leyendo y estudiando diferentes visiones sobre el tema, teniendo en cuenta mi opinión como psicóloga y también como madre. Quiero compartir con ustedes en este artículo mis reflexiones sobre todo lo que aprendí, y adapté desde mi visión. Espero que este análisis sea de utilidad para ustedes.
Cuando hablamos de obediencia, ¿que entendemos? ¿Que esperamos, especialmente cuando nos referimos a la obediencia infantil?
Veamos lo que algunos padres dicen:
- “que no tenga que repetir mis ordenes, es decir que me obedezca a la primera vez”,
- “lo que yo diga tiene que ser lo primero para ellos, yo soy el padre”,
- “ellos no nacieron aprendidos, yo soy un adulto y ya he pasado por mucho, mis hijos deben escuchar la voz de la experiencia que soy yo”
Yo encontré algunas definiciones en internet y quiero resaltar dos, que en mi opinión muestran dos caras del mismo concepto, ¿cuál va más con tu estilo de criar a tus hijos?
Por un lado, tenemos esta de un colegio “Obedecer es cumplir la voluntad de quien manda. En la familia, quienes mandan son los padres, por eso el hijo se somete a la voluntad de los mismos” (www.alegraschool.com).
Por el otro, tenemos esta “La obediencia es una actitud responsable de colaboración y participación, importante para las buenas relaciones, la convivencia y las tareas productivas” (www.guiainfantil.com)
Ambos artículos desarrollan conceptos interesantes y muy útiles para definir que es la obediencia. Pero si nos quedáramos con estas simples definiciones, ¿cuál reflejaría mejor tu manera de pensar?
Yo me quedaría con la segunda, pues ésta representa un concepto muy importante para mi en lo que respecta a la crianza y es el rol de la crianza en el desarrollo del criterio personal, de un concepto de responsabilidad interno que nos hace actuar por convicción, y no en un concepto ligado a pérdidas/beneficios que me hace actuar para ganar algo o para evitar un castigo, el cual asocio más a un control externo del comportamiento infantil.
Creo que la diferencia entre los dos esta en la EDUCACIÓN. En uno yo educo para que el niño analice, sopese lo que tiene y decida de acuerdo con lo que moralmente considera que es mejor para él. Y en el otro educo para que espere que personas de su entorno como los padres, maestros, familiares, etc. le digan que hacer. Pues yo prefiero criar hijos con criterio que hijos que hacen todo lo que otros les digan, esto último me parece un tanto peligroso en estos tiempos.
Nos toca también preguntarnos ¿quién es el niño desobediente? Tal vez ustedes me dirían, pues el que no hace caso, y si miramos más a fondo, ¿cuáles características ven Uds. en sus niños desobedientes? Algunos padres me han dicho que son irrespetuosos, contestones, groseros, llevados de su parecer, etc. Por otro lado, luego de revisar literatura sobre el tema, de una observación profunda del comportamiento infantil y de mi convivencia por años de experiencia trabajando con niños pequeños y sus familias, encuentro en ellos rasgos que no son tan negativos, de hecho, más bien los veo positivos. Por ejemplo,
1. Se sienten independientes y capaces de todo.
2. Son seguros de sí mismos.
3. Tienden a tener un temperamento fuerte y decidido.
4. Se sienten claros en sus ideas, observaciones y manera de entender el mundo que difícilmente son convencidos de lo contrario (tranquilos, ésto vamos a profundizarlo).
5. Saben claramente que necesitan y que quieren.
Si nos centramos en los aspectos positivos de nuestros niños, llamados “desobedientes”, entendemos que un sistema de disciplina basado en el control externo funciona temporalmente o no funciona. Es decir:
1. Manejarlos con el miedo, tal vez funcione temporalmente, pero cuidado, estos niños son sagaces e inteligentes y pronto descubrirán que la amenaza miedosa es irreal.
2. Igual que muy seguramente pasaría cuando les ofrecemos algo a cambio del comportamiento que estamos esperando. Si les cumplimos, poco a poco querrán más hasta que ya no podamos cumplirles, y si no, pronto dejarán de actuar como les pedimos porque se dan cuenta que estamos ofreciendo algo que no va a pasar.
Los niños no nacen aprendidos, tenemos que enseñarles y a través del miedo, el castigo y la amenaza, solo se enseña resentimiento, desconfianza e incredulidad, entre otros sentimientos.
Entonces, mejor centrémonos en hablar del desarrollo del criterio personal, esto es enseñar a pensar más que pensar por ellos.
En la segunda parte de este artículo mencionaremos algunas estrategias sugeridas para criar hijos con un criterio propio, obedientes a reglas e instrucciones lógicas que los hacen sentir confortables, pero con un criterio crítico a reglas impuestas que van en contra de su moral personal, sus juicios y su sentido de seguridad. Esta segunda parte será publicada el día 28 de abril.
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