Si el cerebro es flexible, moldeable y dinámico, entonces hay que entender cómo diferentes áreas del cerebro se conectan para establecer un nuevo aprendizaje. Las experiencias que vivimos compuestas por muchos elementos sensoriales facilitan este aprendizaje, por eso cuando somos más activos, grabamos la información más fácilmente y si la seguimos usando frecuentemente consolidamos ese aprendizaje.
Tal vez ya sabes que cada vez que aprendemos algo, se da una conexión eléctrica entre neuronas, es decir se da una sinapsis. Si repetimos y repetimos lo mismo, ese impulso eléctrico se fortalece, haciendo el aprendizaje algo permanente.
Cuando hacemos algo que nos interesa, nos gusta o apasiona, aseguramos que lo vamos a volver a hacer, no una sino varias veces permitiendo que la repetición de la experiencia no solamente nos consolide un nuevo aprendizaje, sino que cada vez lo hagamos mejor y aprendamos más sobre él, es decir, nos especialicemos.
Entonces, si pensamos en el cerebro en desarrollo, especialmente el cerebro de los más pequeños, que viven esta vertiginosa experiencia de aprendizaje intenso durante los primeros años de vida, podríamos encontrar maneras de apoyar su aprendizaje al poner atención a sus preferencias y a sus fortalezas, ayudándoles a construir su aprendizaje desde allí.
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