Los nuevos hallazgos en las Neurociencias nos invitan a reflexionar sobre la crianza de nuestros hijos/as. ¿Cómo podemos incorporar lo que hemos aprendido sobre el cerebro humano en la crianza responsable, positiva y además informada?
Veamos, hemos hablado sobre la manera como nosotros, adultos criando pequeños/as influimos en ellos. Eso nos llevó a considerar la importancia de trabajar en nosotros mismos y nuestras destrezas personales que impactan a nuestros hijos/as diariamente a través de la convivencia (Publicación: https://www.edupadres.com/blog/el-respeto-en-la-crianza ). Pero para entender esto un poco más, quiero contarles el porqué y el cómo esto influye e impacta el aprendizaje social de nuestros pequeñas/os.
Las últimas investigaciones nos confirman que los aspectos cognitivos y emocionales están ligados y no los podemos separar. ¿De qué nos sirve saber esto? Pues nos indica que el ambiente en el que se dan las experiencias influye en la formación del recuerdo. Entonces, los estudios corroboran que ambientes positivos que ofrecen contextos emocionales positivos impactan la retención y memorización de experiencias. (Guillén et al, 2016). Reflexionemos entonces, esto se aplica a la educación formal, la escuela y el colegio, pero ¿yla educación emocional, social en casa? ¡Claro! Así que nuestra primera conclusión es: Ambientes y espacios con relaciones respetuosas y positivas en el hogar promueven el aprendizaje social y cognitivo de nuestros hijos.
De otra parte, estudios confirman que la atención y la memoria se ven impactadas positivamente por el ejercicio y la práctica de bienestar, como algunas de las técnicas que mencionamos en el artículo anterior. Esto pasa porque durante el ejercicio físico liberamos moléculas que intervienen en procesos básicos del aprendizaje como la plasticidad de las sinapsis entre neuronas (conexiones neuronales) o la neurogénesis (formación de nuevas neuronas). El Mindfulness o práctica del bienestar, mejora la atención ejecutiva (atención de trabajo) y ayuda a combatir el estrés crónico. (Guillén et al, 2016). Segunda conclusión: Convertir el ejercicio y las prácticas de Bienestar en hábitos familiares, ayuda el aprendizaje de los niños al fortalecer la atención y fomentar la salud mental.
Sabemos que somos capaces de recordar mejor situaciones asociadas a un alto impacto emocional, sea éste positivo o negativo, lo que tiene un alto valor adaptativo. ¿Pero cómo podemos aprender en situaciones donde el impacto es menor, como situaciones típicas o de menos impacto emocional? A través de la repetición y la práctica. (Guillén et al,2016). Por ejemplo, aprender a hacer tu cama requiere hacerlo uno y otra vez hasta que se aprende, igual tocar un instrumento musical o aprender a escribir.
También consideremos que los recuerdos conscientes a corto plazo los guardamos en la corteza prefrontal del cerebro y el hipocampo los convierte en recuerdos duraderos que se almacenan en diferentes regiones de la corteza cerebral. Este tipo de memorias son más flexibles y requieren de otras destrezas para ser consolidadas. Aquí entra entonces el valor de la reflexión, la comparación y el análisis (Guillén et al, 2016) como elementos fundamentales en el aprendizaje tanto social como cognitivo. Tercera conclusión: nuestros hijos/as necesitan espacios para practicar y repetir nuevas destrezas para fijarlas o consolidarlas en sus cerebros y necesitan oportunidades para conectar sus ideas, implementar procesos de solución de problemas, ensayar, equivocarse y corregir sin que nadie les diga cómo hacerlo.
Al considerar el aprendizaje social de los seres humanos, tenemos también que hablar sobre la AUTOREGULACIÓN. Ésta se define como “la capacidad de manejar las emociones, los pensamientos y la conducta de forma adaptativa, y es un proceso de ajuste entre las características biológicas, la crianza y las oportunidades familiares de los niños/as” (Conejo, 2017). Un adulto que demuestre la autorregulación entre sus emociones, conductas y medio ambiente, enseña a través del ejemplo lo que es la autorregulación a sus hijos e hijas de una manera práctica, experiencial y muy visual. Nuestro artículo anterior, nos enseña algunas de las estrategias para alcanzar un proceso de autorregulación maduro. Entonces, nuestra cuarta conclusión: En gran medida, enseñamos a nuestros hijos a autorregular sus emociones y comportamientos a través del ejemplo, es decir, de la implementación de destrezas del manejo de emociones, y conductas en respuesta a situaciones de la vida familiar y social en general. Sin embargo, no son los únicos factores pues hay un componente biológico muy importante.
¿Pero, Por qué el ejemplo es una herramienta tan valiosa?
En un artículo publicado en el diario El País de España en el 2021, se hace énfasis a dos mecanismos que usan los niños para aprender: la observación y el ensayo y error. El primero, es más efectivo, ya que no hay que probar nada, solo imitar. Tenemos en el cerebro un tipo de neuronas llamadas Espejo responsables de que imitemos lo que otras personas que están frente a nosotros hacen. Estas neuronas activan nuestras áreas del cerebro implicadas en la realización de la conducta que estamos viendo en la otra persona, como los bebés recién nacidos imitan gestos de la madre o el padre. Parte de las funciones de estas neuronas es permitirnos entender las intenciones y emociones de otras personas, por lo cual también se les llama las neuronas de la empatía. (Niebla, 2021). Según este artículo, la psicóloga Sara Tarrés opina que “La imitación es un mecanismo de aprendizaje rápido y efectivo que evita estar probando una acción una y otra vez” Entonces, nuestra quinta conclusión coincide con lo que muchos psicólogos dicen: “Los niños aprenden más por lo que ven que por lo que les dicen que hagan” Que nuestros hijos nos vean ejecutar el comportamiento que deseamos ver en ellos, de una manera rutinaria y constante, es más efectivo que darles la orden de que lo hagan. ¿Se te vienen a la mente algunos ejemplos? Masticar con la boca cerrada, hacer su cama antes de salir de casa cada mañana, cepillarse los dientes, lavar el plato después de comer, darle gracias a quien te ayuda o te sirve, despedirte y saludar, visitar a los abuelos, etc.
Por ahora, creo que tenemos suficiente información para reflexionar sobre nuestro rol en la crianza positiva, responsable e informada que tiene como objetivo criar hijos responsables.
FUENTES CONSULTADAS
Building Talent. Educación y Cultura. 2016. Guillén et al. Blog. Universidad de Barcelona
https://www.il3.ub.edu/blog/5-propuestas-de-la-neurociencia-para-mejorar-tus-clases/
Las Neurociencias, La Autoregulación y la Crianza de Hijos e Hijas. Conejo, D, Instituto de Investigaciones Psicológicas,Universidad de Costa Rica.
https://epm.iip.ucr.ac.cr/index.php/post=550/
Niebla, R.(2021, marzo 12). Neuronas Espejo o cómo los Niños Aprenden por Imitación. El País. https://elpais.com/mamas-papas/2021-03-12/neuronas-espejos-o-como-los-ninos-aprenden-por-imitacion.html